Descripción


Presentación de la revista digital de la Universidad de Mayores

Esta es la versión digital de la revista Aula Magna, una publicación que aprovecha las virtudes de las nuevas tecnologías –la inmediatez, el aumento de la capacidad, la continua renovación de contenidos… las posibilidades, en suma, de un formato no sujeto a las limitaciones del papel--, pero mantiene el mismo espíritu que ha animado a la revista Aula Magna desde sus inicios, hace una década: servir de vehículo de informaciones, de conocimientos, de contraste de pareceres, de la Universidad de Mayores de Extremadura (UMEX).

La versión digital de Aula Magna es una especie de plaza pública en la que será visible lo que merezca celebrarse o discutirse, lo que merezca conocerse más allá del aula, lo que importe a los integrantes de la UMEX tanto en su condición de estudiantes y como de ciudadanos, porque Aula Magna pretende reflejar la realidad de la UMEX, desde conferencias a lecciones magistrales; desde acontecimientos culturales, divulgativos o de ocio a crónicas de viajes de estudios, y de acoger cuantos asuntos sean de interés para los alumnos.

Cada persona matriculada en la Universidad de Mayores está llamada a participar en la elaboración de la revista digital. Todo el mundo puede aportar su experiencia, sus conocimientos y también sus críticas para difundir, con la mayor riqueza de contenidos posible, la realidad de la UMEX.

Los interesados en aportar ideas, elaborar contenidos, reflejar experiencias, pueden contactar con:

Antonio Tinoco: atinocoardila@gmail.com
Antonio Medina: casacastillo1@telefonica.net
Antonia Marcelo: a.marcelo.garcia@hotmail.es
José Manuel Cordero Paniagua: jomacorpa@hotmail.com
Ramón Brito: rabrigo@hotmail.com
Andrés Sánchez Maján: asmajan51@gmail.com
Antonio Rodríguez Muñoz: rodmunnio@hotmail.com
Antonia Gómez Serrano: pilargs57@gmail.com

viernes, 24 de mayo de 2013

BADAJOZ: ¡TANTO QUE ENSEÑAR!



BADAJOZ: ¡TANTO QUE ENSEÑAR!



La ciudad es una magnífica alternativa a las marchas por el campo y pasear por el centro es un gran revulsivo para nuestra memoria


Por Antonio Rodríguez Muñoz


Las rutas para caminantes por la ciudad de Badajoz son una perfecta alternativa a las rutas por el campo. O simplemente una buena opción para variar cuando convenga, ya sea porque no nos apetezca salir, porque amemos la vieja ciudad o porque nos guste andar por ella de vez en cuando. Así, en lugar de las marchas a través del campo o del monte, una vuelta por la población resultará diferente y estimulante. Son como darse un garbeo sin salir de casa que tiene su encanto y su duende. ¡Y Badajoz tiene tanto que enseñar!
Para que el itinerario sea el adecuado a una caminata con el propósito del ejercicio físico, debemos iniciarlo en un punto lo más alejado posible del centro, dado que las distancias en la capital son cortas en relación con el medio rural donde solemos caminar habitualmente. Debemos dirigir nuestros pasos hacia el centro histórico para conseguir el triple objetivo del ejercicio, la ilustración y el placer.

Por dónde empezar



Adarve de la muralla con vista a una torre albarrana
frente al Palacio de los Condes de la Roca

Los paseos por la zona antigua de Badajoz son un fuerte revulsivo para la memoria y el recuerdo. Por cualquier calle que se transite y según van apareciendo los lugares significativos, los edificios más relevantes, van acudiendo a la memoria hechos que hemos vivido, que recordamos por referencias de nuestros mayores, o que conocemos por haberlos leído en algún momento de nuestra vida. Si el paseo se programa de antemano, puede resultar como una película hecha de trozos de la historia de nuestra ciudad.
Una vez en la zona más antigua de Badajoz, iniciando nuestro paseo ilustrado por la muralla de la Alcazaba frente al Museo Arqueológico o Palacio de los Condes de la Roca y siguiendo el orden cronológico de los acontecimientos históricos desde la construcción de la muralla por los almohades, en ese punto puede comenzar la parte  ilustrativa de nuestra marcha.



Lo más destacado 
                

Torre de los Ahorcados
Lo primero que acudirá a la mente en el punto de partida, contemplando las torres albarranas que quedan a nuestra izquierda si miramos a la plaza de San José, serán los hechos de sus constructores, los almohades. Aunque anteriormente hubo otra fortificación iniciada en el año 865 por los fundadores de Badajoz en tiempos de Ibn Marban, fueron los almohades quienes las erigieron tal como las conocemos hoy. Poco después se pasa por la puerta de Yelves (Elvas) frente a la ermita del Rosario o lo que queda de ella. Esta no es la original, ya que la vieja puerta fue derruida en 1914 para abrir paso a la carretera que conducía al Hospital Militar. Es en este punto donde se han iniciado las obras de restauración. Siguiendo en dirección norte llegamos a la torre de los Ahorcados y pocos metros después a la puerta de la Traición o de la Coracha. Aquí es necesario detenerse a contemplar este portillo y a imaginar los acontecimientos que tuvieron lugar cuando el artífice de la nación portuguesa, Alfonso Enriquez, atacó la ciudad en 1169 y ayudado por algunos de sus ocupantes (de ahí el nombre de Puerta de la Traición), logró penetrar en el recinto amurallado de la ciudadela. Los defensores árabes consiguieron rechazarlos ayudados por tropas del rey de León. El rey portugués tuvo un mal día: no solo no pudo tomar la ciudad, ni siquiera después de haber entrado en ella con la colaboración de algunos habitantes traidores, sino que en su huida a la desesperada, acosado por los bravos defensores, tuvo un accidente en este portillo y cayó del caballo rompiéndose una pierna. Los del bando contrario debieron de ponerlo a "caer de un burro". Aunque salvó el pellejo, la fractura le produjo una cojera que le duraría toda su vida. El recuerdo de este hecho para el desafortunado rey tuvo por fuerza que haber sido perdurable.

Puerta de la Traición
Siguiendo en la misma dirección, inmediatamente después encontramos la torre de las Siete Ventanas y ya al final, por el adarve de la primitiva cerca árabe donde esta se une al sistema defensivo moderno o Vauban, encontramos la puerta del Alpéndiz. Esta puerta comunicaba la alcazaba con el arrabal. En este punto hay que salir de la muralla para seguir la ruta en dirección al Hospital Militar.

Este Complejo se empezó a construir en 1858 sobre los terrenos de la iglesia de Santa María del Castillo, de la que sólo queda en pie el esbelto torreón almenado mandado construir por el Corregidor D. Lorenzo Suarez de Figeroa en el siglo XV. Esta iglesia es de las más antiguas de Badajoz. Fue erigida sobre las ruinas de la Mezquita Mayor y consagrada como Catedral hasta la construcción de la actual del Campo de San Juan. En el mismo espacio del hospital, junto a la sala de autopsias, se encuentran los restos de la antigua iglesia de Nuestra Señora de Calatrava, que perteneció a la Orden de Alcántara. Construida en el siglo XIV, sólo quedan en pie algunas columnas en la traza que fue su planta.

Torre de Santa María del Castillo



Saliendo de la alcazaba por la puerta del Capitel podemos dirigirnos pasando por el Arco del Peso Real a la Plaza Alta para admirar, según entramos a la izquierda, las Casas Consistoriales. En estas casas se instaló el Cabildo Municipal cuando se mudó de la alcazaba a la nueva zona extramuros en el siglo XVI. Allí hay que admirar la traza mudéjar de este edificio y agradecer la buena labor de rescate de las casas adosadas que las tapaban, así como la restauración llevada a cabo recientemente.

Bajando por la calle Norte abocaremos a la plaza de Santa María. Aquí, frente al Museo de la Ciudad, podemos ver la pequeña iglesia que perteneció al antiguo colegio de los Jesuitas. Denominado en aquel tiempo Colegio de la Compañía de Jesús, fue creado en 1631 y sus instalaciones abarcaban varios de los actuales edificios entre la calle Montesinos y la calle Encarnación. Las instalaciones se comunicaban entre las dos calles mediante el arco aún existente de la calle Corregidores. Fue clausurado en 1767 con motivo de la orden de expulsión de la Compañía de Jesús de Carlos III. Sus instalaciones pasaron a ser escuela pública y continuaron siéndolo por lo menos hasta la década de los cuarenta del siglo XX

Si seguimos hacia la Catedral, y una vez en el campo de San Juan, bajamos por Hernán Cortés a la Plaza de las Descalzas. En el lugar donde estuvo después el palacio de Capitanía General, se hallaba instalada la sede de la Junta de Defensa al crearse estas después de la marcha de la familia real a Francia cuando la invasión napoleónica. Tuvo lugar entonces el acontecimiento de la muerte del Corregidor Conde de Torre del Fresno a manos de la chusma sublevada de la ciudad en las jornadas posteriores al manifiesto del Alcalde de Móstoles. El evento, aunque triste y vergonzoso, hay que recordarlo ya sea para honrar la memoria de aquel mártir. Continuamos después por Juan Carlos I en dirección a la puerta de Palmas.

Alcanzado este punto nos encontramos ante uno de los símbolos más característicos de Badajoz. Inseparable del puente, aunque de distintas épocas, la puerta corresponde al siglo XVI. En el transcurso de esta centuria se realizaron las actuaciones más relevantes de la ciudad. Las más destacadas son, además de la de Palmas, la construcción de la puerta de estilo renacentista por la que se accede a la puerta del Capitel en la plaza de San José; la puerta de San Blas en la Catedral; el puente de piedra sobre el río Gévora; la remodelación de la plaza Alta; la conclusión de la torre de la Catedral; varias fuentes públicas y otras actuaciones más.

En lo que al puente de Palmas se refiere, su construcción corresponde al siglo XV. El inicio de las obras tuvo lugar en 1460 reinando en Castilla Juan II padre de Isabel  la Católica. Su construcción resultó de vital importancia para resolver los problemas de comunicación con Portugal y las comarcas al norte de la capital que antes se realizaban por los vados cuando la corriente del río lo permitía  o cruzando éste mediante barcas. Obviamente la construción del puente significó también muchas otras ventajas para el empuje comercial de la urbe y para el intercambio humano. Desde su edificación hasta la última reconstrucción en 1880 después de haber sido derrumbado por la devastadora riada de diciembre de 1776 el puente supuso también un   motivo de preocupación para la población en las crecidas del Guadiana con sus catastróficas consecuencias, ya que había sido arrasado en varias ocasiones por la fuerza de las aguas. Hay que decir también que antes de iniciarse las obras de la carretera de circunvalación, el puente arrancaba desde la misma puerta de Palmas, de modo que sus dos primeros arcos se encuentran enterrados, desde que en 1905 se iniciara esta actuación, bajo el actual pavimento entre la puerta de Palmas y la entrada del puente Viejo.

Continuando nuestro camino, podemos seguir en dirección a la orilla derecha y admirar el hornabeque  o fortificación defensiva de la cabeza del puente. Si hemos andado poco como puede parecerle a un senderista avezado, podemos prolongar la marcha volviendo a cruzar el río por el puente Real y volver al punto de partida por Valdepasillas para repetir la experiencia otro día por distinto recorrido, pues la historia de la ciudad es lo suficientemente extensa como para trazar varios de estos itinerarios.


*Antonio Rodríguez Muñoz es alumno de 3º de la UMEX

2 comentarios:

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  2. Como si nos acercáramos a una alacena que estuvo cerrada un tiempo y al abrirla nos encontramos con los manjares que allí dejamos, así se nos muestra Badaloz.
    El articulista dirige nuestra atención a esos enclaves que la prisa y el ruido nos impiden disfrutar. Esas fachadas apuntaladas, con algunas maderas peligrosamente desvencijadas, tienen su historia.
    Una alternativa al senderismo convencional. No escucharemos los diversos trinos o las hojas de los árboles chocar entre si, movidas por ese poquino de viento. Aquí de fondo, el repiqueteo (por ejemplo) de unos zapatos de tacón,toctoctoctoctoctoctoc puede ser una delicia.
    Ahí radica el encanto, en buscar lo positivo en cada aspecto.

    De CHONI RUBIO MUÑOZ

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