Descripción


Presentación de la revista digital de la Universidad de Mayores

Esta es la versión digital de la revista Aula Magna, una publicación que aprovecha las virtudes de las nuevas tecnologías –la inmediatez, el aumento de la capacidad, la continua renovación de contenidos… las posibilidades, en suma, de un formato no sujeto a las limitaciones del papel--, pero mantiene el mismo espíritu que ha animado a la revista Aula Magna desde sus inicios, hace una década: servir de vehículo de informaciones, de conocimientos, de contraste de pareceres, de la Universidad de Mayores de Extremadura (UMEX).

La versión digital de Aula Magna es una especie de plaza pública en la que será visible lo que merezca celebrarse o discutirse, lo que merezca conocerse más allá del aula, lo que importe a los integrantes de la UMEX tanto en su condición de estudiantes y como de ciudadanos, porque Aula Magna pretende reflejar la realidad de la UMEX, desde conferencias a lecciones magistrales; desde acontecimientos culturales, divulgativos o de ocio a crónicas de viajes de estudios, y de acoger cuantos asuntos sean de interés para los alumnos.

Cada persona matriculada en la Universidad de Mayores está llamada a participar en la elaboración de la revista digital. Todo el mundo puede aportar su experiencia, sus conocimientos y también sus críticas para difundir, con la mayor riqueza de contenidos posible, la realidad de la UMEX.

Los interesados en aportar ideas, elaborar contenidos, reflejar experiencias, pueden contactar con:

Antonio Tinoco: atinocoardila@gmail.com
Antonio Medina: casacastillo1@telefonica.net
Antonia Marcelo: a.marcelo.garcia@hotmail.es
José Manuel Cordero Paniagua: jomacorpa@hotmail.com
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Andrés Sánchez Maján: asmajan51@gmail.com
Antonio Rodríguez Muñoz: rodmunnio@hotmail.com
Antonia Gómez Serrano: pilargs57@gmail.com

jueves, 31 de octubre de 2013

VASCO NÚÑEZ DE BALBOA, TERCER Y ÚLTIMO EPISODIO

Vasco Núñez de Balboa
 
Último episodio
 
 
El día 29 de junio toda la armada se encontraba en la rada de Darién. Pedrarias despachó un emisario para Santa María del Antigua a anunciar la llegada de la armada y avisando que al día siguiente harían la entrada oficial. Los vecinos quedarían sobrecogidos por el notición, pillándolos totalmente de sorpresa, como la visita de un alto personaje que llega inoportunamente con la casa del anfitrión patas arriba y éste sin saber que ponerse. Balboa se mostraría preocupado por la forma en que debía recibir al nuevo gobernador, pero lo resolvería pronto, decidiendo que iría a su encuentro sencillamente y sin pompa. Por el contrario su nuevo jefe se presentaría con todo el lujo y boato del que era muy amigo. Al frente del cortejo, Pedrarias con su esposa luciendo sus mejores galas. Junto a la pareja principal, el obispo vestido de púrpura para la solemne ocasión. Guardando el orden del protocolo, vendrían detrás los oficiales, el clero, (seculares y frailes), el veedor, el alguacil, el cuerpo médico… Destacando sobre sus cabezas y ondeando al viento, el pendón de Castilla, el palio con los demás estandartes religiosos, y los otros pendones proclamando el orgullo de la nobleza. Los segundones de la aristocracia venida a menos que formaban el grupo de los nuevos asentadores, vendrían detrás, pero separados del grupo de cola que lo formarían los mercaderes, los marineros, los maestres, las prostitutas…
Balboa, se postró ante el obispo y se inclinó ante el gobernador y su esposa, recibiendo de manos de Pedrarias las credenciales con el nombramiento real, y empezó el discurso de bienvenida. Después de la respuesta del nuevo gobernador, vino la presentación de todos los notables; las felicitaciones, los parabienes etc. etc.
Teniendo en cuenta que un gobernador real y un mitrado iban a tomar posesión de sus respectivos gobiernos, la procesión tuvo que haber sido de una calidad exquisitamente ceremoniosa. Tocado con su mitra, el obispo con caminar solemne, acompasado por el sonido de su báculo al golpear el suelo, tendría que ser parado por los antiguos pobladores a cada poco para besar su anillo, y él, con su mano, iría impartiendo bendiciones con la señal de la cruz a izquierda y derecha a cada rato camino de su sede. Al cabo de un lento caminar, todos se dirigirían a la plaza Mayor donde terminaría la ceremonia, yéndose después cada cual a su casa. En ese momento tuvo lugar el cambio del orden viejo, por el nuevo en la colonia de Darién.
A los pocos días, Balboa entregó al nuevo gobernador un largo memorial que constaba de todo cuanto había hecho en los tres años y medio de su estancia en Darién incluyendo sus experiencias, describiendo el país y sus gentes, con los mapas de las distintas exploraciones que se habían hecho; así como los datos adquiridos por informes de los indios amigos, sobre las otras regiones que todavía no se habían explorado.
Ese mismo día, Pedrarias decretó la residencia de Balboa en Santa Maria, lo que suponía una reclusión del descubridor en la capital, inmovilizándolo por considerable tiempo. Pedrarias tenía sus propios planes y Balboa suponía un obstáculo para él. Se estaban planeando incursiones por los cuatro puntos cardinales de la región y claro está, sin la conformidad ni el concurso de Balboa y en el corto plazo de un mes después de la llegada de la armada. El propósito del nuevo gobernador era enriquecerse lo más pronto posible y le tenían sin cuidado los métodos que se emplearan. La esclavitud de los indios no era posible por haberlos declarado Fernando súbditos de la Corona, pero él se las arreglaría declarándolos rebeldes, de este modo conseguiría esclavos por un lado y oro del despojo a los caciques rebeldes por otro. Balboa suponía un estorbo y Pedrarias se propuso eliminarlo desde el principio.
Una de las razones de tanta premura para las precipitadas incursiones era, que había que ubicar a gran parte de la nueva población en otros puntos de la región; Santa María no podía admitirlos a todos; faltaba tierra para tanta gente. A la vez, esperaban buenos ingresos en oro y esclavos y Pedrarias empleó a fondo a sus fuerzas en correr y devastar la región, destrozando toda la labor pacificadora y la buena política de Balboa. Esta política del nuevo gobernador había de llevar al más rotundo fracaso a todo el proyecto de colonización de la Corona iniciado por Balboa. Pero había otra razón para Pedrarias a tanto despropósito, y era que defraudado porque el otro mar ya había sido descubierto, quería arrebatar a Balboa todo el prestigio y provecho de su obra. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo escribe sobre esto: "el fin desto era, que aunque el Rey supiese que Vasco Núñez avia descubierto la otra mar, é enviase algún favor para él, estuviese la costa poblada por Pedrarias, é impedir a Vasco Núñez el efetto de cualquier merçed que-se le hiciese"
A primeros de agosto, se desató una epidemia de peste en Santa María que se extendió con inusitada virulencia por la superpoblada colonia. A principios del siglo XVI se conocía bien los beneficios del aislamiento como modo de evitar el contagio y la rápida propagación de una epidemia, pero la gente de la colonia no tenia donde ir para impedir la aglomeración. Según cuentan los relatos de la época, la gente moría tanto por la peste como de hambre, a pesar de que los almacenes del rey, se encontraban abarrotados de víveres. "Pero como los officiales querían poner recabbdo en la hacienda real y a ellos no les faltaba de comer (cuenta Fernández de Oviedo) tuvieron poca misericordia con los demás; y para poner mejor custodia en la hacienda de sus majestades, hiçieron haçer un bohío grande en la costa a la par de la mar, a la qual casa llamaron el Toldo" Las Casas, dice esto otro: "Nunca parece que se vido cosa igual, que personas tan vestidas de ropas ricas de seda y aún parte de brocado, que valían muchos dineros, se cayesen a cada paso, muertas de pura hambre" No cabe duda de que por muy extraño que nos parezca a nosotros, con la mentalidad de nuestro tiempo, tuvo que haber sido verdad.
Cuando la epidemia remitió a finales de año, la gente venida de España, se había reducido a la mitad, y bastaron sólo cinco meses para destrozar todos los proyectos de Fernando para la colonización de Tierra Firme. La obra de colonización se había paralizado. Pedrarias y sus hombres alegaron como excusa la epidemia de peste a pesar de que todavía quedaban más de mil hombres. La obra del rey Fernando, pudo haberse llevado a cabo; al de Jerez de los Caballeros, le bastaron sólo 190 hombres para realizar la suya.
Los efectos de la permanencia en Santa María para Balboa decretada por el gobernador eran conocidos por todos los vecino. Se pensaba incoar un proceso contra él que iba a arruinar su vida, Los cargos criminales iban a ser su pretendida responsabilidad en la expulsión de Enciso de la colonia en 1512. El alcalde mayor falló a favor de Balboa diciendo que en aquella acción había tomado parte todo el pueblo, consideró los cargos faltos de lógica y se negó a meterlo en la cárcel. Pedrarias se mostró contrario y muy enojado porque además el alcalde mayor y el obispo le obligaron a poner fin a aquel estado de injusticia y cesar en una investigación secreta contra Balboa por supuestos crímenes anteriores que estaba llevando a cabo y ordenándole abstenerse de cuestiones que sólo competían al poder judicial. No obstante el gobernador ordenó que Balboa permaneciera en la ciudad.
Pero la actitud del gobernador cambió repentinamente. Los agrios modos de Pedrarias hacia el extremeño, se transformaron en clara y empalagosa amabilidad. Fue a primeros de diciembre de 1514 Por esas fechas llegaron cartas del rey Fernando tras conocer el descubrimiento del Pacífico. Eran cartas de reconocimiento y gratitud del monarca para Balboa.
"… esta será para deciros lo mucho que e olgado de ver buestras cartas y en saber las cosas que aueys descubierto en esas partes de tierra nueva de la mar del Sur y del golfo de San miguel , de que doy muchas gracias a Nuestro Señor y así espero que será todo para su servicio, a bos os agradezco y tengo mucho en servicio lo mucho que en ello aveis trauajado y fecho que a sido de muy cierto y berdadero serbidor…" en las cartas del rey al gobernador, le encarecía a éste se asesorara de Balboa en lo concerniente a política de pacificación "porque de la mucha experiencia que dello allá tiene y con la voluntad que nos sirue no puede dexar de acertar en todo y a vos os aprouechará y a mi me fareis mucho pracer y seruicio"
¡El pobre Fernando! Que poco conocía la clase de "hombres de confianza" que sus asesores en Castilla le recomendaban para los asuntos de la Corona en las Indias. Entonces, muchos de aquellos funcionarios casi todos ellos de probada hidalguía y limpieza de sangre, fervientes y devotos católicos, aduladores y falsos servidores de su rey, evitaban astutamente la intencionalidad de sus turbios propósitos llevando sus argumentaciones a la elevada posición del interés nacional para medrar sólo en interés propio. No eran menos inmorales, depravados y corruptos que muchos de los de hoy para desgracia de la vieja España.
En marzo de 1515 llegaron de España dos carabelas con bastimentos y nuevos pobladores. Además venían cartas del rey con el sorprendente nombramiento para Balboa de adelantado de la costa del Pacífico y gobernador de Panamá y Coiba .
"… e a todos los corregidores asistentes, alcaldes, alguaciles, merinos, regidores, caballeros escuderos oficiales e homes buenos de todas las ciudades e villas e lugares de las dichas Yndias, questa merced que yo os fago de dicho adelantamiento de la costa de la dicha Mar del Sur, vos la guarden y cumplan y fagan guardar y cumplir en todo y por todo, segund y como en ella se contiene y contra el tenor e forma della, vos no vayan ni pasen, ni consientan ir ni pasar en tiempo alguno, ni por ninguna manera".
En apariencia, este nombramiento era un gran triunfo para Vasco Núñez, pero se convertía en papel mojado anulando todos los beneficios concedidos por el rey, al someter a Balboa a la superior autoridad del gobernador.
El rey podría ordenar lo que él quisiera, pero bajo cuerda, Pedrarias haría lo contrario. Esta posición de traidor a su señor, no arredraba al viejo gobernador. Mientras tanto continuaba poniendo trabas a Balboa y estorbándole en todo lo que podía. Durante dos años le estuvo aduciendo, que la razón de no permitirle el traslado a su gobernación era la falta de hombres, mientras mandaba expediciones a la zona del Pacífico que correspondía al adelantado según el nombramiento real y colocándose en franca posición contra Fernando. Balboa mandó reclutar sesenta voluntarios a la Hispaniola y Cuba a sus expensas, para formar la fuerza que le permitiera ir a tomar posesión de su gobernación. No había ley que lo impidiera, pero Pedrarias perdiendo los estribos, arrestó a Balboa con el pretexto de rebelión. Esto exasperó a los vecinos que respondieron con un tumulto en la colonia. No sabemos cuantos días lo mantuvo en la cárcel. La indignación de la ciudad por el proceder de Pedrarias era muy fuerte y tal vez lamentara la decisión persuadido por el obispo que era amigo y valedor de Balboa. El caso es que el gobernador vino a lamentarlo y para hacer las paces con Vasco Núñez, se le ocurrió ofrecerle la mano de su hija Doña María. El contrato de matrimonio se firmó en presencia del obispo. Extraño hombre el gobernador.
Sin duda Vasco Núñez era un buen partido; hombre de demostrada valía por el hecho de sus hazañas, por la sangre de su hidalgo linaje y sobre todo por su posición social; tendría que satisfacer con creces las demandas del más exigente de los altos personajes de la colonia con hijas casaderas. Y por qué no; supondría un seguro de vida para cualquiera de ellos. A nadie en la colonia podía tener indiferente la enemistad de Pedrarias y Balboa, y todos tendrían que haber recibido la noticia con alegría y satisfacción. Nos imaginamos a toda Santa María en un buen estado de ánimo por la feliz noticia.
En Castilla mientras tanto habían tenido lugar graves acontecimientos. El rey Fernando venia sintiéndose mal de salud y aunque su naturaleza vital se resentía, su índole de trabajador incansable le impedía tener reposo y se negaba a creer que su final fuese a estar próximo. En su último viaje (pese a sentirse enfermo), dirigiéndose a Sevilla, no pasó de Madrigalejo, donde murió en la madrugada del 23 de enero de1516 En el ínterin de la minoría de edad de Calos I, el cardenal Cisneros volvió a hacerse cargo de la regencia, y esto (suponían muchos) iba a traer cambios en la administración.
y Catástrofe
 
Desde el principio de la regencia de Cisneros, el padre Las Casas se había convertido en consejero del cardenal en los asuntos de las Indias, de modo que su eminencia estaba bien informado. Pedrarias tenia que sentirse incomodo, como lo estaría hoy un político corrompido ante la perspectiva inminente de un cambio de régimen. Cisneros conocía las maniobras de Pedrarias a través de su auxiliar el obispo Ruiz de Ávila quien había estado en La Hispaniola como sacerdote y los dos conocían perfectamente lo que pasaba en Darién. El cardenal tenía sus propios proyectos de reformas para las colonias que consideraba un lastre económico y una fuente de conflictos para la Corona, pero por el momento tenían prioridad los preparativos de la fracasada expedición de Argel y otros asuntos graves como los que pronto se derivarían de la venida a España del joven y futuro Carlos V y su corte de rapaces flamencos.
Mientras tanto, en la colonia transcurrían las cosas en cierto orden y armonía, con Pedrarias y Balboa en paz; pero en una expedición que realizó el adelantado a la costa del Pacífico surgió un incidente con uno de los capitanes que acompañaba a Balboa. Este capitán se enamoró de la india Fulvia propiedad de Balboa, regalo del cacique Careta. La joven era hermosa; el capitán pretendió llevársela por la fuerza y Balboa hizo lo que tuvo que hacer; increpó violentamente al pretendiente y pareció que el asunto quedó concluido, pero el capitán escribió a Pedrarias manifestándole que el cariño y las atenciones que su yerno mostraba por la india, era un insulto para la hija de Pedrarias, y también acusaba al adelantado y a otros, de querer sublevarse contra el gobernador.
El gobernador (que vio su oportunidad) sirviéndose del engaño, hizo venir a Balboa a Santa María y lo encerró en la cárcel, preparando a continuación un proceso en el que lo condenaba a muerte. Los delitos por los que lo condenaba eran: insurrección, usurpación, sabotaje y alta traición; con una lista de supuestos hechos pasados que cometió Balboa.
El obispo que en otros excesos de Pedrarias contra Balboa estuvo a su lado para defenderlo, se encontraba ausente de viaje en España. El alcalde mayor (juez) con las miras puestas en el cargo que dejaría vacante Balboa en caso de muerte, no estaba por la labor de defender la justicia ni le interesaba tampoco ponerse en contra del gobernador. Los vecinos tenían derecho a apelar ante el rey; la ejecución de la pena de muerte estaba prohibida en Darién de modo expreso, y un adelantado real como lo era Balboa sólo podía ser condenado por el rey y su Consejo Real. Pero con Fernando muerto y el obispo ausente, el infame gobernador se sentía ahora dueño absoluto de la colonia.
Según Las Casas, todo lo que hizo el alcalde mayor, fue suplicar a Pedrarias que perdonara a Balboa, pero siendo la máxima autoridad en materia judicial, tuvo la obligación de enviar al preso al rey y al Consejo Real; si hubiera querido a Balboa vivo, no tendría que haber hecho otra cosa que cumplir con su deber conforme a la ley.
Un día de enero de 1517 se cumplió la orden del gobernador. La ejecución tuvo lugar (cómo no) en la plaza pública. Balboa con otros cuatro de sus hombres, fue conducido al cadalso ante el disgusto y el horror de todos, y uno a uno fueron decapitados. La cabeza de Vasco Núñez, fue clavada en una pica, y expuesta en el lugar de la ejecución
durante varios días.
Esto fue en síntesis la vida de Vasco Núñez de Balboa. El 29 de septiembre pasado se cumplió exactamente el quinto centenario del descubrimiento del Océano Pacífico y contemplando el bienaventurado trayecto de la existencia del descubridor desde este punto en el tiempo quinientos años después, no podemos más que pensar que por más aciago que fuese su fin, sus enemigos sólo pudieron quitarle la vida. El honor y la gloria permanecerán con él en el recuerdo de los hombres por toda la eternidad.
 
 
 
Fin de la historia
 
 
 
 

 

 

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